FIN DEL MES ROSA, LO QUE NOS QUEDA…

En octubre se lleva a cabo mundialmente la concientización sobre la importancia de la detección temprana del Cáncer de Mama.

No se trata de luchar, se trata de poder hacer presente en nuestras vidas esta posibilidad, ya que es un diagnostico que afecta a muchas mujeres mundialmente y también a los hombres, ya que todos los humanos nacemos con un poco de tejido mamario, y el inicio de este cáncer se da en la proliferación de las células cancerígenas en el tejido mamario.

Los avances en los exámenes de detección del cáncer de mama les permiten a los profesionales de atención médica diagnosticar esta enfermedad más temprano, lo que aumenta las probabilidades de curarlo. Incluso cuando el cáncer de mama no se puede curar, existen muchos tratamientos para prolongar la vida. Los nuevos descubrimientos de las investigaciones sobre el cáncer de mama ayudan a los profesionales de atención médica a elegir los planes de tratamiento más eficaces.

Pero hoy, me gustaría que reflexionemos juntas sobre los factores que te llevaron a este diagnóstico. Si bien, como siempre digo, en salud mental no existe la causa consecuencia lineal, suelen haber factores repetitivos en las personas que los llevan a enfermar, haciendo que el diagnostico de pérdida de la salud, sea el puntapié para comenzar a Sanar esa vida que te llevó a enfermar.

El cáncer de mama es una enfermedad compleja que puede tener muchas causas diferentes. Aunque hay varios factores de riesgo conocidos, como la edad, los antecedentes familiares y la exposición a ciertas sustancias químicas, también se ha demostrado que los conflictos emocionales del pasado (traumas no resueltos), del presente (estrés) y/o futuro (miedos y ansiedades), pueden contribuir al desarrollo de esta enfermedad. 

Una vez que el diagnóstico se hace presente, suelen despertarse otros conflictos emocionales que si no son atendidos adecuadamente, pueden interferir en la salud de la paciente, considerando la salud, como lo determina el concepto de la OMS: “Un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones y enfermedades”.

Los conflictos emocionales más comunes que suelen generarse durante el proceso son los siguientes:

1. Sentimientos de Culpa o Vergüenza: Las mujeres pueden sentir que no han cuidado adecuadamente de su cuerpo, que han sido negligentes en su dieta y ejercicio, o que han sido demasiado estresadas o emocionalmente agotadas. También pueden sentir que su enfermedad es una carga para sus seres queridos y que están perjudicando a aquellos que las rodean. Es importante señalar que estos sentimientos de culpa son injustos e infundados ya que es una enfermedad compleja que puede ser causada por una variedad de factores, muchos de los cuales están fuera de control de la persona afectada. Pueden llevar a una disminución de la autoestima, la depresión y la ansiedad, y pueden interferir con la capacidad del paciente para enfrentar y superar la enfermedad. La terapia individual o grupal puede ser útil para explorar y superar estos sentimientos ayudando a los pacientes a desarrollar una actitud más compasiva hacia sí mismos. También es importante que reciban el apoyo de sus seres queridos que pueden ayudar a contrarrestar los sentimientos de culpa y proporcionar un sentido de conexión y normalidad en sus vidas.

2. La supresión de Emociones Es un mecanismo de defensa que se utiliza para evitar el dolor emocional o la confrontación de situaciones difíciles. Las mujeres con cáncer pueden sentir la necesidad de suprimir sus emociones para mantener una actitud positiva y lidiar con la enfermedad de manera más efectiva. Sin embargo, puede tener consecuencias negativas a largo plazo como sentir que están viviendo una vida falsa o que están desconectadas de sus verdaderos sentimientos y emociones, pueden tener dificultades para relacionarse con los demás y sentirse aisladas y solas. La terapia individual o grupal puede ayudar para explorar y liberar emociones reprimidas, lo que puede ayudar a las mujeres a sentirse más conectadas con sus verdaderos sentimientos y emociones; al igual que se sientan cómodas hablando con sus seres queridos y proveedores de atención médica sobre sus emociones y sentimientos.

3. Miedo y Ansiedad El diagnóstico de cáncer puede ser abrumador y desencadenar una serie de emociones, como miedo y ansiedad, las cuales son respuestas naturales a una situación estresante como el cáncer, pero cuando se vuelven intensos y crónicos, pueden afectar la calidad de vida de las mujeres que lo padecen. Algunas mujeres pueden sentirse paralizadas por el miedo y tener dificultades para tomar decisiones sobre su tratamiento y cuidado.

Otras pueden experimentar una ansiedad persistente que pueden manifestar como síntomas físicos, como dolores de cabeza, problemas digestivos y fatiga. Las mujeres también pueden experimentar ataques de pánico, sudores fríos y temblores. El miedo y la ansiedad pueden tener un impacto en la capacidad para relacionarse con los demás y llevar a cabo actividades diarias, pueden sentirse aisladas y solas y tener dificultades para confiar en los demás. También pueden tener problemas para dormir, lo que puede afectar su energía y capacidad para concentrarse.

La terapia puede ser útil para explorar y procesar estos sentimientos. También se pueden prescribir medicamentos para ayudar a manejar la ansiedad y mejorar la calidad del sueño. Además, existen varias estrategias de afrontamiento que pueden ayudar a manejarlos que incluyen la meditación y la relajación, la actividad física regular, el apoyo social y la educación sobre el cáncer de mama y su tratamiento.

4. Sentimiento de Falta de Amor Propio Esto puede ocurrir por varias razones, como la preocupación por los cambios en el cuerpo y la imagen, la culpa por no haber hecho lo suficiente para prevenir el cáncer, o el miedo a no ser aceptada o querida por los demás. Pueden sentir una gran presión para adaptarse a las expectativas culturales y sociales en torno a la belleza y la feminidad. Los tratamientos como la cirugía de extirpación del seno, la quimioterapia y la radioterapia pueden afectar la imagen corporal y la autoestima. La pérdida de cabello y la piel pálida y cansada pueden hacer que las mujeres se sientan poco atractivas y menos seguras de sí mismas. A menudo se les dice que hagan cambios en su estilo de vida, como mantener una dieta saludable y hacer ejercicio regularmente, para reducir el riesgo de cáncer. Sin embargo, algunas mujeres pueden sentir que no hicieron lo suficiente y culparse a sí mismas por el diagnóstico, algunas pueden sentir que su enfermedad las hace menos deseables o que las juzgan por su apariencia o su capacidad para trabajar y cuidar de sí mismas. La terapia puede ayudar a las mujeres a procesar sus emociones y mejorar su autoestima. También se pueden recomendar terapias alternativas como la acupuntura, la meditación y la terapia de arte para mejorar la imagen corporal y reducir el estrés. Además, vestirse con ropa que les haga sentir bien y rodearse de personas que las apoyen y les brinden amor y aceptación incondicional.

 

La importancia de la atención emocional para los pacientes de cáncer de mama es evidente en los numerosos estudios que han demostrado que el estrés emocional puede afectar la respuesta del cuerpo al tratamiento del cáncer. Puede reducir la capacidad del cuerpo para combatir la enfermedad y puede disminuir la eficacia del tratamiento. La atención emocional puede ayudar a encontrar formas de adaptarse a esos cambios y a seguir adelante con sus vidas.

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