EL ARTE DE COMUNICAR
Ser buenos comunicadores es un desafío que enfrentamos las personas a diario, lo cual, se ve intensamente afectada y se acentúa más esa necesidad en un proceso oncológico, y esto vale no sólo para la persona diagnosticada, sino, también para quienes la acompañan.
Este desafío incluye como receta una gran dosis de predisposición a aprender a comunicarnos, practica exhaustiva de ser buenos escuchas y una pisca de deseo de querer realmente comprender al otro en lo que manifiesta antes de anteponer nuestro interesante punto de vista.
Ahora bien, con estos ingredientes, ponemos manos a la obra para combinarlos de la manera más perfecta posible, a sabiendas, de que podemos fallar un par de veces hasta conseguirlo hacer perfectamente para mí y mi interlocutor.
El primer desafío a comprender es que por más que yo conozca a mi interlocutor, no quiere decir que sepa y comprenda de antemano, ni es necesario hacerlo, todo lo que a él o ella le ocurre en su mundo interior, por lo tanto, si realmente anhelo acercarme a él, debo esforzarme de salir de mi propio mundo mental y la concepción que tengo de las cosas, para practicar la escucha atenta e intentar comprender y acercarme un poco al mundo de posibilidades del otro. Nota: puede ser que sea un mundo que no comprenda o no coincida con el mío, pero si mi objetivo es poder ayudar o acompañar al otro, debo primero ingresar a su mundo y si ese otro quiere después, ingresar un poco al mío.
Abras notado a lo largo del proceso que se hace muy importante el poder hablar, por que necesitamos expresar nuestros sentimientos y pensamientos, sentirnos comprendidos y apoyados, ya que este es un nuevo mundo donde lo incierto y el estar fuera de control son sentimientos que suelen manifestarse seguido.
Algunas personas, han aprendido en su infancia a esconder sus sentimientos, para ellos, volver a aprender cómo hablar acerca de sus sentimientos, requiere coraje y práctica, porque primero deben poder romper las barreras que lo alejan de su sentir. Te propongo, te tomes unos segundos y pienses si te identificas a la hora de COMUNICARTE, con algunas de estas barreras, (identificar y reconocer, es el primer paso para modificar y mejorar, no puedo cambiar lo que no conozco y reconozco).
Cuando me comunico suelo pensar:
· No les interesará,
· Tengo que ser fuerte,
· No sé por dónde empezar,
· Es muy complicado,
· No los quiero preocupar,
· No es importante,
· No quiero dañar la paz,
· Quizás se enfaden,
· Tal vez se rían de mí,
· No será capaz de explicarme claramente,
· Puedo parecer débil,
· Puedo ser malinterpretado.
Si puedo identificarme con alguna de estas frases, es un buen comienzo para hablar desde allí con mi/s ser/es queridos, para comenzar un buen diálogo, sincero, para ello debes sumar al reconocer tu barrera, comunicarla en modo personal, para ello puedes tener en cuenta los siguientes pronombres:
· Yo siento…
· Me está pasando…
· Me gustaría…
· Necesito…
· Quisiera…
El siguiente paso importante a desarrollar en la comunicación, es la importancia de aprender a escuchar, ya que, sin darnos cuenta, somos muy selectivos a la hora de escuchar. La mayoría de las personas damos por hecho el escuchar, sin embargo, es posible cerrar nuestros oídos, más cuando se está en estos procesos.
Escuchar tiene el poder de hacer que nuestro ser querido se sienta amado y valorado, si no, reflexiona por unos instantes las siguientes preguntas:
· ¿Cómo te sientes cuando te escuchan?
· ¿Cómo te sientes cuando no te escuchan?
· ¿A quien acudirías si necesitas alguien que te escuche?
· ¿Qué características tiene esa persona que sabe escuchar?
El problema de ser un buen escucha, está generado en obstáculos que tenemos a la hora de tener que estar atentos a lo que el otro me quiere decir, los cuales podríamos dividir en dos, como los fundamentales; FILTROS y MALOS HÁBITOS:
Filtros:
· Todos escuchamos a través de filtros, pero con frecuencia no nos damos cuenta de ellos.
· Cuando alguien está hablando, nuestros recuerdos, actitudes, prejuicios, el ambiente físico, la falta de interés, etc., afectan lo que escuchamos.
· La mayor parte del tiempo estamos escuchándonos a nosotros mismos, más que a la otra persona, estando más atento a qué responder que a lo que se dice.
· Una comunicación efectiva, requiere que nosotros controlemos la conversación en nuestra mente.
Malos Hábitos:
· Tranquilizar.
· Dar consejos.
· Racionalizar.
· Salirse por la tangente.
· Interrumpir.
Estos hábitos pueden hacer que quien habla, no exprese sus sentimientos, y que eventualmente, se callen. Primero necesitamos escuchar antes de dar nuestra opinión.
Principios para escuchar eficazmente:
Para algunas personas aprender a escuchar, suele ser tan difícil como aprender un nuevo idioma, por ello, te dejo unos tips que puedes poner en práctica para intentar conseguir una buena comunicación.
1. Pon atención y no interrumpas: Permite a tu ser querido decir sus ideas. Las investigaciones indican que el individuo promedio sólo escucha durante 17 segundos antes de interrumpir. Mantén siempre el contacto visual y no hagas nada más al mismo tiempo.
2. Ponte en los zapatos de tu ser querido: deja de lado tu punto de vista y trata de entender cómo se siente realmente. No lo presiones y no tengas miedos de los silencios.
3. Reconoce sus sentimientos: Cuando hayas escuchado lo que dijo, reflexiona acerca de lo que escuchaste sin desviarte ni interpretar. Es importante tratar de hacer un resumen preciso d ellos principales hechos, analizando los sentimientos que ha expresado. Esto hará saber a tu ser querido si se hizo comprender, o si necesita volver a expresarse, reflexionar suele ser incómodo, pero funciona.
4. Averigua que es lo más importante: pregunta a tu ser querido, ¿Qué es lo más importante de lo que acabas de decirme?, espera en silencio mientras esperas su respuesta. Cuando haya terminado, reflexiona de nuevo sobre lo que acabas de escuchar.
5. Ayúdale a resolver lo que podría hacer: ahora pregunta ¿Hay algo que quieras hacer acerca de lo que has dicho? Si es apropiado, di ¿quieres que yo haga o hagamos algo al respecto? De nuevo, dale un tiempo para pensar en silencio. Cuando haya terminado, de nuevo medita sobre lo que acabas de escuchar, permitiendo a nuestro ser querido que escuche SU decisión. El que escucha pregunta ¿hay algo más que quieras decirme? De ser así, quien habla deberá reflexionar sobre ello.